viernes, 6 de julio de 2012

Educación humanizante


Educación humanizante

Edgar Morin es un pensador francés, a quien -hace unos años- la UNESCO encargó la redacción de un documento sobre cómo debía ser la educación del futuro. En su reflexión, Morin afirmó que se necesita una educación que enseñe a las personas a recuperar su vínculo con la humanidad. Según él, la educación del futuro debe construir un nuevo hombre, un nuevo humanismo y una nueva mentalidad. 
En aquel documento, el filósofo identificó siete principios -a los que llamó "saberes"- que deberá afrontar el sistema educativo en el futuro. Los siguientes son los siete saberes necesarios para Edgar Morin:
1. Curar la "ceguera del conocimiento": una de las primeras tareas de la educación del futuro será advertir a las personas que todo conocimiento conlleva un riesgo de error y de ilusión. El conocimiento humano está expuesto a errores de percepción y de juicio y a ilusiones provocadas por la estrechez de los paradigmas, la influencia cultural y las emociones y experiencias de las personas. Ni siquiera el conocimiento científico es inmune al error y a la ilusión: las teorías y los métodos de investigación protegen sus propios errores e ilusiones. Por lo tanto, la educación debe brindar un conocimiento capaz de autocriticarse y de detectar sus errores e ilusiones. Para Morin, la "ceguera del conocimiento" se cura con una educación más abierta, reflexiva y autocrítica. 
2. Garantizar un conocimiento pertinente: ante la sobrecarga de información, es fundamental aprender a discernir aquello que es relevante, de aquello que es accesorio. Pero, ¿cómo se selecciona la información pertinente? Morin afirma que eso sólo es posible, si se comprende el contexto y la complejidad de los fenómenos. En este sentido, llama a la educación a promover una "inteligencia general" que permita a las personas analizar las múltiples dimensiones de los fenómenos: la dimensión física, emocional, intelectual y espiritual de los hombres; la dimensión política, religiosa, económica y cultural de las sociedades. Para desarrollar esta "inteligencia general", es preciso superar la especialización y el reduccionismo, derribar las barreras tradicionales entre las disciplinas y enseñar sistémicamente. Morin asegura que necesitamos volver a formularnos las "grandes preguntas": ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos?

3. Enseñar la condición humana: la globalización ha expuesto la condición "planetaria" de la humanidad. Esta condición nos obliga a reconocer cuán iguales y -a la vez- cuán diferentes somos unos de otros. La educación del futuro debe velar por que la unidad no borre la diversidad, ni viceversa. Ni el individuo está por encima de la cultura o la sociedad, ni la cultura y la sociedad están por encima del individuo. 
4. Enseñar la "identidad terrenal": es necesario generar en las personas un auténtico sentimiento de pertenencia a la Tierra, considerada como "primera y última patria". Para ello, hay que introducir en la educación una noción de globalización más poderosa que la económica: la globalización intelectual, afectiva y moral. Esta es la única manera de salir de la perturbadora paradoja en la que hoy vivimos: el mundo se une por la tecnología y el intercambio económico y a la vez se divide por los antagonismos políticos, culturales y religiosos. Una de las misiones de la educación, es ayudar a las personas a entender que todo ser humano comparte las mismas preocupaciones, sentimientos y el mismo destino, viva donde viva. Para Morin, esta conciencia de "identidad terrenal" puede prevenirnos de la autodestrucción a la cual -por momentos- tan peligrosamente nos acercamos.
5. Enfrentar las incertidumbres: necesitamos aprender a esperar lo inesperado. El futuro ya no aparece como una proyección del presente, sino como algo impredecible. Según Morin, "navegamos en un océano de incertidumbres en el que hay algunos archipiélagos de certezas y no al revés." La historia avanza más por desviaciones, contradicciones, desorden, desorganización y crisis, que por orden, organización y progreso. Permanentemente, se alternan períodos de "civilización", con otros de "barbarie". Por lo tanto, no podemos continuar educándonos en un sistema de evolución lineal, certeza y predicción.
6. Enseñar la comprensión: la educación tiene que enseñar la comprensión entre personas, a nivel interpersonal, intergrupal e intersocial. Los grandes enemigos de la comprensión son el egoísmo, el sociocentrismo y -principalmente- el prejuicio. Enseñar la comprensión significa que cada cultura deberá aprender de otras culturas, cada sociedad de otras sociedades, cada régimen político de otros regímenes políticos. Morin ve las posibilidades de mejorar la comprensión en la enseñanza de valores como la solidaridad, la hospitalidad, la tolerancia y el respeto a la dignidad de toda persona. 
7. Construir la ética del género humano: Morin dice que en una persona habitan una realidad individual, una social y una humana. Una ética que atienda a la persona, pero no a la sociedad no sirve. Tampoco, una que atienda a una sociedad en particular, pero no a la humanidad. Necesitamos una antropoética, que sea válida para todo el género humano y trabaje por la "humanización de la humanidad". Esta ética respetará la individualidad y la diversidad y promoverá la solidaridad y la comprensión.
Luego de la publicación de su documento, Morin se dedicó a postular cambios concretos en el sistema educativo, desde la escuela primaria hasta la universidad. Una de sus propuestas más innovadoras fue el denominado "diezmo epistemológico", según el cual las instituciones educativas deberían dedicar el diez por ciento de sus presupuestos a financiar la reflexión sobre el valor y la pertinencia de aquello que enseñan. 
Al mirar hacia el futuro, se nos presentan muchas dudas acerca de cómo será el mundo. Pero si de algo no dudamos es que -para que esa imagen del futuro sea esperanzadora- necesitamos transformar muchos hábitos, formas de pensar y estilos de vida. En este cambio, juega un papel central la educación. Si queremos un futuro más "humano"... necesitamos una educación humanizante.

"Todo desarrollo humano significa desarrollo conjunto
de las autonomías individuales,
de las participaciones comunitarias
y del sentido de pertenencia con la especie humana."
- Edgar Morin -

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